Armaduras realistas

Muy a menudo en los juegos de rol, sobre todo en los de espada y brujería, se aborda el tema de las armaduras de forma demasiado fantástica. Una armadura debe tener un diseño práctico y no ser tan fantasioso y sofisticado. Las armaduras con muchos adornos, pinchos y otros adorno, solo sirven para obstaculizar el movimiento del guerrero en zonas boscosas y enganchones inmovilizadores en pleno combate.

Armaduras históricas.

Normalmente, cuando se recrea un equipo para algún enemigo exótico, se ven armaduras con demasiados adornos y picos, que imposibilitan los movimientos en terrenos cerrados. Ningún enemigo va al combate con una armadura de fantasía, su armadura tiende a ser práctica. En algunas películas se ha acertado con las armaduras.

Podemos ver como en la película El Señor de la Guerra (1965), interpretada por Charlton Heston, las armaduras son exactamente como las llevaban los normandos.

En la película Willow por ejemplo, las armaduras son muy realistas, ambos bandos llevan armaduras características de sus ejércitos, pero sin dejar de ser prácticas.

En la serie Vikingos, las armaduras se aproximan mucho a la realidad de la época, aunque hay un error histórico al equipar con borgoñotas del siglo 16 a los soldados del rey inglés, en el siglo 9.

La armadura de las amazonas.

En multitud de cómics de espada y brujería, se vé a guerreras cubiertas con armaduras que solo sirven como excusa para cierto erotismo, apenas cubriéndoles determinadas partes del cuerpo.
¿Os imagináis a una amazona, en plena batalla, con una armadura que solo cubre sus senos e ingles? Evidentemente no irían tan desprotegidas al combate, su armadura sería mucho mas completa y no se basaría en el erotismo barato.

Las armaduras que propongo para las amazonas son muy completas, adaptándose a la anatomía cubriéndoles totalmente al caja torácica, hombros, antebrazos, caderas y piernas. La pieza principal era una coraza de cuirboulli, con placas de hierro semiesféricas y gruesas, protegiendo muy bien el pecho, sin apenas adornos, diseñadas para que los filos de las armas resbalen y no se enganchen.

De la coraza pendían dos hombreras semiesféricas, protegiendo muy bien la articulación del hombro. La protección del brazo se completa con dos guardabrazos de cuero y metal desde la muñeca hasta el codo. Las caderas estarían cubiertas por bandas de cuero a modo de faldar, como los centuriones romanos, o bien por escarcelas de cuero y metal, a modo de placas superpuestas. Las piernas estaría protegidas por grebas metálicas, hasta la rodilla. De esta forma, las amazonas estaría muy bien protegidas, van a una batalla y lo que menos les interesa es mostrar su anatomía al enemigo.

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